"La hermandad de la buena suerte" de Fernando Savater
"La hermandad de la buena suerte" de Fernando Savater |
“La hermandad de la buena suerte”, Fernando Savater, 2009, 288 páginas, Ed. Planeta.
SINOPSIS
Premio Planeta 2008. El rico propietario de una cuadra equina decide reunir una banda de mercenarios con la misión de hallar el paradero de un famoso jockey desaparecido. Está convencido de que sólo ese jinete puede montar con éxito al mejor de sus caballos y así ganar el evento hípico más importante de la temporada. Una novela de aventuras, aliñada con gotas de metafísica y ambientada en el fascinante mundo de las carreras de caballos.
AUTOR
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CONCLUSIÓN
Novela irregular que tiene momentos bastante planos y otros que despiertan un poco las ganas de pensar. En cuanto a la historia en sí, poco desarrollo y no consigue enganchar dejando un poco defraudado al que lo intenta. Habrá que probar con los primeros que escribió Savatersobre temas filosóficos que me recomendaron hace tiempo.
Historia que gira alrededor de las carreras de caballos con acción inexistente y por tanto, sin avance en la historia. Leves divagaciones sobre el concepto “buena suerte”.
Esperaba mucho más.
Un pastelazo que te mueres. Parece mentira que Savater se preste a esto, con los grandes libros que ha escrito. Claramente demuestra una vez más el bajo nivel de los Planeta.
El premio Planeta optó por añadir a su catálogo a otro autor famoso, Fernando Savater, nuestro más brillante ensayista, y agudo polemista en distintos campos de la cultura, la política y la sociedad. En su novela ganadora el filósofo donostiarra, finalista del mismo premio en 1993 con El jardín de las dudas, ha reunido algunas de sus aficiones más conocidas, como su devoción por la novela de aventuras y la policíaca, su pasión por las carreras de caballos y su dedicación a la Filosofía. Por eso el autor ha presentado La hermandad de la buena suerte como una novela de aventuras con aliño metafísico. Y no le falta razón. Porque, entre una trama detectivesca y su envoltura filosófica, la novela encuentra sus mejores galas en la narración de una historia destinada al gran público.
El argumento parte de la enconada rivalidad de dos millonarios ingleses en las carreras de caballos. Cuando falta poco, más de un mes, para la Gran Copa, el dueño del purasangre que lleva un año sin correr no encuentra el jockey capaz de montarlo con garantías de ganar la próxima carrera. El buscado jinete ha desaparecido y el dueño contrata a un grupo de mafiosos para encontrarlo. Con ello se monta una intriga de criminales al servicio de sus respectivos amos con negocios sucios en diferentes partes del mundo. El final es previsible hasta donde la novela cuenta e incluso escamotea, dejando al lector sin conocer el resultado de la carrera en torno a la que gira gran parte de su intriga.
Hay en La hermandad de la buena suerte aspectos de indudable interés. Entre los más positivos cabe destacar el perspectivismo múltiple de su modo narrativo. De igual modo resalta la combinación de narración, descripción y reflexión, con dosificadas muestras de culturalismo de alusiones filosóficas, literarias y mitológicas, a menudo cargadas de ironía. Al mejor Savater se deben algunas digresiones sobre temas universales como el amor, la muerte y el azar. Y no debe pasarse por alto la variedad de registros estilísticos.
Pero también hay fallos, desde un desenlace previsible y con escamoteo hasta la misma intriga construida sobre bobada, como reconoce el propio jockey cuando es encontrado, pasando por algunas páginas de relleno y ciertos leísmos inaceptables por no referirse a persona. En fin, creo que a Savater hay que exigirle más. Porque puede ser mejor novelista si se concede más tiempo para sus ficciones.
Nos han colado otro Planeta.
Fue lo primero que pensé cuando llevaba una media hora leyéndolo. Después del incomprensible galardón a Villa diamante, de B. Izaguirre, el jurado del Planeta nos despachó de nuevo otra novela mediocre.
Mediocre además, porque se las da de astuta, y hasta de intelectual. Emulando, de alguna manera, en el enjambre de personajes a los creados por Cela en La Colmena, la novela empieza sin pies ni cabeza, porque parece que una historia lineal está pasada de moda, o sólo se da en la literatura juvenil.
Para cuando nos enteramos de que un grupo de mafiosotes de distinta calaña emprenden la búsqueda de un jockey desaparecido, el único capaz de montar a cierto caballo, la obra parece que comienza a cobrar cuerpo e interés.
Inmediatamente, este grupejo encuentra en su primera pista el antro en el que se refugia el gurú de “la hermandad de la buena suerte”, que suelta su parrafada y desaparece, junto con el interés del resto del libro.
Una novela se puede sintetizar en un pensamiento. Extraer de un pensamiento una novela, ya es más complicado.
Esperamos, Savater, que continúes pensando.
Mucha mezcla hay en las 281 páginas de este La hermandad de la buena suerte. El filósofo y escritor Fernando Savater ha mezclado en su marmita literaria carreras de caballos, filosofía y hasta elementos de thriller para componer esta novela original situada en un mundo entre el real y el fantasioso, sin dejar claro al lector de cuál de los dos está más cerca.
El asunto en cuestión trata sobre una importantísima carrera de caballos en el que dos caciques de este espectáculo participarán con sus mejores equinos en busca de la revancha de la anterior edición uno, y de la reválida, el otro.
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