"Solas: Gozos y sombras de una forma de vivir" de Carmen Alborch
"Solas: gozos y sombras de una forma de vivir" de Carmen Alborch |
AUTORA:
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SINOPSIS
Desde su vivencia, pero sin olvidar que formamos parte de una cultura
y de una historia particular, Carmen Alborch nos habla de los
profundos cambios que han sufrido las mujeres. Una obra audaz y
diferente que rompe esterotipos y que concluye que vivir sola no es
estar sola.
CONCLUSIÓN
A mí me gustó mucho, es una reflexión sobre la soledad de las
mujeres y cómo esto se ha interpretado a lo largo de la historia.
Defiende la independencia de la mujer para elegir su manera de vivir
sin depender de la elección del hombre. Recomendable.
Carmen Alborch nos habla de los cambios que han sufrido las mujeres
para ser, sobre todo, esposas y madres, de la lucha por salir del
anonimato, el sueño de la equidad, el valor de las amigas; la
maternidad y la sexualidad de las mujeres solas.
Es buenisimo, para mí es una joya.
El mundo actual está organizado en torno a la pareja y la familia, y
el matrimonio se erige como institución primordial que establece las
relaciones entre el individuo y la sociedad. Por este motivo, la
persona soltera o sola está marcada como diferente o fuera de la
norma. Es especialmente la mujer que no está casada la que, debido a
la ideología de género postulada por la sociedad patriarcal, padece
en mayor medida la marginación y el descrédito. Desde el discurso
tradicional se ha defendido la creencia de que la mujer necesita de
un hombre para ser feliz, de que el matrimonio es el sueño de toda
mujer y de que la mujer está llamada por la naturaleza a tener
hijos, construir una familia y dedicarse a ella de manera abnegada.
La mujer soltera se aleja de este modelo, lo que ha provocado que
tenga que soportar estereotipos negativos, como el de la solterona
que no se ha podido casar porque tiene mal carácter o no es
agraciada físicamente. En épocas más recientes, a la mujer soltera
que vive en la ciudad se le califica como egoísta, excesivamente
independiente, promiscua y amenazante para el hombre. En general, a
la mujer soltera se la considera amargada, depresiva y fracasada y
siempre se piensa que no ha sido capaz de casarse por sus propios
defectos. Frente a estas imágenes denigrantes, han surgido
investigaciones dedicadas a analizar la verdadera situación de las
mujeres que viven solas, generalmente a través de trabajos de campo
basados en entrevistas personales. Estos estudios están ayudando a
eliminar algunos de estos prejuicios y propagar modelos positivos de
las mujeres solteras. En España fue Carmen Alborch la primera que
decidió consagrar una monografía a este tema y el éxito que
alcanzó con ello es un síntoma de la necesidad que existía en
nuestro país de examinar esta realidad esta realidad social desde un
prisma feminista.
En su etapa como ministra, Alborch llamó mucho la atención de los
medios de comunicación no sólo porque en aquellas fechas todavía
el número de mujeres españolas en puestos de poder político era
escaso, sino también por su aspecto físico: los trajes de colores
claros y llamativos, muy diferentes de la austeridad y clasicismo de
los trajes oscuros de sus compañeros ministros, y su pelo largo,
suelto, rizado y rojizo, características físicas que en la
ideología patriarcal se suelen asociar despectivamente a las mujeres
que no se adecuan a las normas tradicionales y se rigen por impulsos
y por el sentido de la libertad. En los años noventa y todavía en
la actualidad, lamentablemente se sigue juzgando a una mujer que se
dedica a la política o desempeña un cargo público por su
vestimenta o apariencia física. En una entrevista Alborch
reflexionaba precisamente sobre cómo en la sociedad existe una mayor
exigencia sobre las mujeres, que deben demostrar constantemente su
valía. En su opinión, se presta tanta atención al vestuario de las
políticas porque todavía no se ha normalizado la presencia femenina
en ese ámbito. Alborch expresa que las políticas se enfrentan a una
dicotomía en la que es difícil alcanzar una solución
satisfactoria: si se visten de manera masculina, se las critica, y si
estéticamente siguen una moda más femenina, llaman demasiado la
atención y se las devalúa. La solución que encuentra ella es que
aumente la presencia de mujeres en el Parlamento para que se
normalice su trato, un camino que definitivamente tomó el Presidente
del Gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero, al aprobar en 2006 la
ley de igualdad o paridad, que promulga que exista el mismo número
de hombres y de mujeres en las listas electorales de los partidos
políticos.
El compromiso de Alborch hacia la mujer y la mejora general de la
sociedad no sólo lo ha desarrollado en el ámbito político o en sus
publicaciones jurídicas, sino que también lo ha expuesto a través
de sus tres libros de carácter ensayístico, titulados Solas:
Gozos y sombras de una manera de vivir (1999), Malas: Realidad
y complicidad entre mujeres (2002) y Libres: Ciudadanas del
mundo (2004). Como se aprecia ya desde los títulos, estas obras
tienen como temática común las cuestiones femeninas. Resulta
revelador que la autora haya decidido encabezar sus tres obras con
calificativos que referidos a la mujer suponen un desafío de las
normas patriarcales. De hecho, estos textos atestiguan, como Alborch
ha declarado abiertamente, su posicionamiento feminista ante la vida.
Aunque los dos últimos libros de Alborch han alcanzado bastante
reperscusión mediática, no han logrado el éxito de su primer
trabajo, Solas, que ha sido traducido a siete idiomas y ha vendido
más de trescientos mil ejemplares. La gran acogida que recibió este
libro se puede explicar por diversos motivos. Entre ellos, se
encuentra, la originalidad y la novedad del tema: por primera vez se
dedicaba en España una monografía a analizar la soledad femenina,
llegando a reivindicarla desde postulados feministas. De esta manera,
numerosas mujeres y también algunos hombres vieron en la obra una
representación de los cambios de los modelos de género en la
sociedad contemporánea.
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